Dos Rabinos
Budapest 1950 –Jerusalén 2007

 

 

   UNA familia

   Dos rabinos: Abuelo y  Nieta

   Tres Continentes 

   Europa (Hungría)   -   America Latina (Argentina)   -  Asia (Israel).

   Cuatro épocas de la historia judía 

a.- Shtetl _  pequeña población en el interior de cualquier país de Europa Central

b.-  La  Shoá  - el Holocausto

c.-  Comunismo

d.- Democracia y los desafíos del siglo XXI       
   


Dos rabinos, dos mundos en el espacio y en el tiempo. 1950 y 2007 marcan dos hitos en la historia familiar, ordenación de Esteban Veghazi en Hungría y  Silvana Kandel en Israel.  La vida y la historias de ambos  marca una separación,  un antes y un después. Son 58 años donde el mundo cambió tanto que cuesta creer que se trata de un escenario en común, y sin embargo, hay algo que persiste…
Recorramos esta historia en orden cronológico:
 

1) "EL RABINO": BUDAPEST, HUNGRÍA,  1950:

dosrabinosfoto1 El país, como toda Europa, está saliendo del estupor que causó tanto odio, y una inconmensurable destrucción durante la Segunda Guerra Mundial.  Son los años en que comienza la reconstrucción, y sobre todo la aceptación de la tremenda pérdida humana en la Shoá.

Esteban Nicolás Veghazi Klein había nacido en una pequeña ciudad en el interior del país, Gyöngyös, en 1923.   La vida judía era muy intensa, parecida a la descrita en las obras de grandes escritores judíos (Sholem Alejem y otros) sobre el "shtetl", o pequeña población en el interior de cualquier país de Europa Central. En un ambiente en el cual todos los judíos eran observantes (lo que hoy llamaríamos "ortodoxos"), la vida era regida por las festividades, los preceptos, la vida familiar y la comunidad.  En su libro QUE ES EL JUDAISMO (tomo II), describe el rabino Veghazi este tipo de vida: 

"Dondequiera se reunieron diez judíos, trataron de formar una comunidad, la Kehilá. Las comunidades gozaban de autonomía interna. Las encabezaba el rabino elegido o designado al efecto, algunas veces rodeado por daianim, (jueces), formando un Bet Din, (tribunal religioso), y por un consejo directivo o junta, elegida democráticamente, parnasím, gabaím (asistentes). Se regían en sus funciones por las leyes bíblicas y rabínicas y sostenían instituciones educacionales, culturales, benéficas y sociales, a fin de satisfacer todas las necesidades de sus componentes...... Los miembros (todos los judíos tenían la obligación natural y moral de serlo) organizaron sus vidas en función de la comunidad y contribuyeron a su firmeza y mantenimiento.  En este ambiente de comunidad tradicionalista en una ciudad chica del interior ni surgía la duda: fuera de ella no es posible vivir como judío. Formar parte de una congregación o institución judía no era un procedimiento formal, implicaba una participación activa en todas sus manifestaciones, organizar la vida entera según esta  pertenencia".

 En ese clima nació la vocación rabínica de Esteban.  Pero por desgracia ocurrió el Holocausto, la terrible masacre que terminó con la intensa vida judía en Hungría, incluyendo la vida familiar de Esteban. Único sobreviviente de su gran familia, surgió la duda: por qué y para qué  sobreviví. ¿Cuál es mi misión en esta vida?

Y él mismo contesta en su prédica de ordenación, como en sus escritos posteriores:

"Vivir en nuestro mundo significa que todo depende de la vivencia individual y cada judío tiene una avasallante obligación: vivir, continuar, creer y crearAnteriormente quizás haya habido escapatoria; hoy ya no la hay. Somos responsables por nosotros mismos, por la humanidad, y por la existencia del Estado de Israel. Nuestra negativa a aceptar esta responsabilidad pone en peligro de existencia a todo lo recién enumerado. Hoy día ser judío significa consagrarse por entero a la sobrevivencia sin alternativas. Ser judío hoy significa aceptar el desafío de sobrevivir sin tener en cuenta condicionamientos o circunstancias. Como pueblo, como firmante de la Alianza con Dios, tenemos el mandato de vivir; la palabra de la Torá "escoge pues la vida" ( Deuteronomio 30,12), se ha convertido en la mitzvá 614: ¡sobrevive!

  En su libro. "JUDAISMO PARA CRISTIANOS" Esteban enumera 4 razones - que él consideraba – fundamentales, por las que ha sobrevivido como pueblo el pueblo judío a través de los milenios, a pesar de las constantes persecuciones. Las mismas 4 razones podrían considerarse como los compromisos a asumir, para asegurar en el futuro esta sobrevivencia: 

1.   No abandonar nunca la eterna ALIANZA entre Dios y el Pueblo Judío, que involucra tanto al individuo como el destino de la humanidad, reconociendo que somos el Pueblo de Dios.

2.   Encontrar siempre la fuerza interna para resistir a las tentativas de destrucción y adaptarse a las circunstancias actuales del día. Manifestar siempre la voluntad de estar al servicio del prójimo, uniéndose en comunidades.

3.   Su fe y su religión dirigen su accionar hacia el mantenimiento de su identidad, manifiesta en ideales sociales, en el amor al hombre, en el amor a la Patria perdida, y en la voluntad de recuperarla prontamente.

4.   Junto a la religión, la cultura desempeña un gran papel, un orgullo comunitario. No se debe tolerar la ignorancia, los judíos de la historia no quieren vivir relegados de su comunidad por ser ignorantes. 

dosrabinosfoto2Así, en 1950, con el escenario de la destrucción, pero también de la voluntad humana por rearmarse, resurgir y vivir (por sobre todas las cosas, vivir), Esteban recibió su ordenación rabínica en el Seminario Rabínico de Budapest – 4 de julio de 1950, lo cual implicaba, además, establecer un puente entre tradición y cambio.  En esta ciudad se desempeñó como Rabino hasta que en 1962 emigró a América junto a su esposa, su suegra, y sus dos hijos.

2) "LA RABINA"  Jerusalem, ISRAEL,  2007:


dosrabinosfoto3 Para Silvana Kandel Veghazi, nacida en Bs. As. (Argentina), en 1980 el desafío de la vida judía ya no es el de la supervivencia sino el de la renovación y la relevancia. El cómo darle un contenido actual, atractivo y dinámico a las tradiciones milenarias que durante siglos llevaron los judíos en la sangre, en la ropa y en el andar del día a día, como parte integral e indiscutida de su existencia; pero que hoy necesitan ser re-dignificadas  y re-valoradas para volver a ser adoptadas como propias, en el mundo moderno al que todo lo "viejo" le es extraño.

  En esta dicotomía entre antiguo y moderno, tradición y cambio, particularidad y universalidad, creció Silvana en medio de una familia perteneciente al Movimiento Conservador (corriente creada a fines del siglo XIX con el fin de tender lazos entre todos estos opuestos). La sinagoga de su infancia ya no es una construcción especial, grande, generalmente muy decorada y en cierta forma lúgubre (como lo habrá sido la sinagoga en la que asistió Esteban). Es un salón grande, con una ventana grande donde – según el horario de los servicios – asoma el sol o la luna. Hombres y mujeres se sientan juntos, y con el paso del tiempo estas últimas adquieren más y más protagonismo en los servicios. Hoy, la vida comunitaria esta más centrada en la juventud, y en la vivencia más que en el estudio -la idea ya no es "estudiar leyes acerca de…" sino "vivir la experiencia de…", aquel “yidishkeit” (sentir judío) que deja una huella tan profunda - tal como escribe Silvana en su discurso de ordenación:

Me es difícil fijar exactamente, cuándo tomé la decisión de dedicar mi vida al servicio del pueblo judío como rabina – tal vez fue en alguna ceremonia de Havdalá (despedida del Shabat) en los paisajes montañosos de Argentina, en los campamentos de verano en los que crecí."

Pero un hecho feliz y muy significativo en la geopolítica mundial se produjo en el año 1948: la creación del Estado de Israel . Su impacto en la devastada vida judía en Hungría no duró mucho, ya que el régimen comunista prohibió cualquier manifestación sionista. No así en la Argentina de los años 80/90, donde la educación judía fue siempre muy sionista donde, a diferencia de la mayoría de las comunidades de la diáspora, el estudio del idioma hebreo en los colegios se tomó siempre como prioridad e ideología.

Para Esteban, sobreviviente de la Shoá, el estado judío era un sueño, un dejo de esperanza, una utopía que no dejó de serlo aun después de su creación. Para Silvana Israel fue siempre una realidad y una posibilidad concreta, y desde cierto momento, una elección de vida. 
En la decisión de vivir una vida significativa en la tierra de Israel –cuenta Silvana el día de su ordenación rabínica- hay algunas fechas específicas que se pueden señalar:

"Doce años pasaron desde el día en que llegó a mis manos en Buenos Aires una tarjeta de teléfono israelí con una poesía del poeta Haim Najman  Bialik impresa en uno de sus lados.  Llena de emoción me dije a mi misma: - Recién ahora comprendo el significado del versículo ´porque de Sion saldrá la Torá´(Isaias 2:3).  Desde ese día supe que es aquí donde yo quiero vivir.” Cuatro años después concreté el deseo e hice Aliá  (emigrar a Israel). Y seguimos citando sus propias palabras: Acaso valió la pena todo el esfuerzo? Mi respuesta, es un SI definitivo". 

Tanto para Esteban como para Silvana, el significado de la vida ha sido siempre asumir compromisos y responsabilidades. Para Esteban, el compromiso de mantener vivo el recuerdo de los mártires, y mantener encendida la llama del pueblo judío, fue expresado milenios antes, por el profeta Isaías (42.1-7) "aqui está mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien me deleito. He puesto en él Mi espíritu para que traiga Justicia a todas las naciones.... para que sea instrumento de salvación....Quiero que dé vista a los ciegos, saque a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad". 

Y así explica estos pasajes el rabino Veghazi, en su libro ya mencionado: Judaísmo para Cristianos "La tarea del siervo de Dios es que enseñe, no con gritos, o en voz alta, sino con trabajo silencioso: con el ejemplo de su vida que se basa en la honestidad, en la justicia, en el dar a todos lo que les corresponde. El siervo de Dios tiene que luchar por la justicia, vivir según las exigencias morales de nuestra fe, enseñar a la gente que asuma la responsabilidad por el bienestar de toda la humanidad. No puede estremecerse ante las dificultades, tampoco desalentarse por la falta de éxito; debe tener confianza en sí mismo y seguir enseñando y luchando; debe caminar hacia adelante sin cesar, y jamás perder la esperanza en la llegada de un mundo mejor."  

Silvana asumió ese mismo compromiso ya no en la diáspora, sino en la tierra de Israel. Así lo describe en su discurso:  

" En esta fecha -2 de noviembre de 1917-con la declaración Balfour reconocieron los pueblos el derecho del Pueblo Judío a su renacimiento nacional en esta tierra. Hoy, después de 90 años exactamente , venimos nosotros como nuevos rabinos a declarar nuestro compromiso para con la sociedad israelí, de revivir y renovar el lazo histórico entre el pueblo judío y la tierra de Israel, y entre ellos y los valores de justicia, igualdad, solidaridad y paz, de los cuales depende nuestra supervivencia aquí".   

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Muchas diferencias se pueden encontrar en las biografías y las ideas de estos dos rabinos, pero una similitud los une  por encima de cualquier circunstancia histórica: la fe en Dios y en el hombre, el convencimiento de que un mundo mejor es posible. Esta creencia fue transmitida de abuelo a nieta, no con palabras sino en los detalles de la vida cotidiana, como el ejemplo de vida que Esteban fue para ella y para tanta otra gente. Y así lo cuenta Silvana en el mismo discurso:
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"¿Cuándo tomé la decisión de ser Rabina? puede haber sido en alguna de las caminatas con mi Abuelo a la sinagoga, observando los Andes nevados que rodean a la ciudad de Santiago de Chile". Esteban era una persona de muy fuerte fe, a pesar de los dolores que la vida le deparó. Y supo transmitir a su familia sus creencias, sus convicciones, su amor hacia la tradición judía. "La fe que adquirí en ese momento -continua Silvana- cambió con los años muchas veces de forma y vestimenta, pero su esencia: la combinación entre la capacidad de asombro, el orgullo judío y la responsabilidad moral, no ha cambiado, de hecho es ella quien me hace llegar a este momento”.

Silvana  Kandel recibió su ordenación rabínica en la ciudad de Jerusalén, en noviembre de 2007, en Hebrew Union College, que es una institución perteneciente al Movimiento Reformista, otra de las corrientes que componen el abanico del progresismo al interior del judaísmo.

 “HINENI – HEME AQUÍ”

Diferentes épocas, diferente situación geográfica. Uno ya descansa en paz luego de un duro camino recorrido. La otra, transita el largo camino que liga nuestras enseñanzas milenarias y los desafíos de vivir una vida plena y espiritual en el mundo de hoy.   En momentos distintos, ambos supieron contestar "hineni-heme aquí".

“HINENI - HEME  AQUÍ”


 … Como respondió Abraham al llamado de Dios. Desde entonces esta palabra representa la capacidad de enfrentarse con el desafío de responder al llamado divino, no siempre para acordar con sus pedidos, a veces también para oponérsele, pero siempre para invitarlo a dialogar, y devolverlo a nuestra vida y nuestra sociedad, como dijo el profeta Isaías (6;8): "No me niegues Tu presencia, y no te lleves de mí Tu espíritu sagrado".

"HINENI – HEME AQUÍ”

Cual respuesta de Moisés frente a la zarza ardiente: la expresión de quien se niega a conciliar con la realidad tal cual es, de quien desea actuar para cambiar; de quien está dispuesta a dedicar su vida a la educación de su pueblo.

"HINENI  - HEME AQUÍ”

Como la responsabilidad que manifestó el profeta Isaías frente a la denigración moral y espiritual del pueblo, al ofrecerse ante Dios para ir a advertir al pueblo (6;8), a pesar de sus fracasos anteriores. Decir Hineni es educar en la creencia de que "no está en el cielo" (deut. 30;12): la Torá, el precepto, la exigencia moral de los profetas, ni la posibilidad de mejorar el mundo. 
  
 

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